Estos canales, también conocidos como oncochannels, han demostrado participar activamente en procesos como la proliferación celular, la migración, la angiogénesis y la resistencia a la apoptosis.
Las moléculas bioactivas del veneno de escorpión están siendo analizadas como herramientas moleculares para modular estos canales disfuncionales.
Entre ellas, destacan aquellas presentes en el veneno del escorpión azul cubano (*Rhopalurus junceus*), base del compuesto natural conocido como Escozul.
En este artículo académico, examinaremos el vínculo entre la actividad bioeléctrica de la célula cancerosa y su agresividad clínica.
También abordaremos los mecanismos moleculares mediante los cuales las toxinas escorpiónicas pueden bloquear o alterar la función de estos canales.
Dedicaremos una sección al análisis del compuesto Escozul, su relación con los mecanismos aquí descritos y su posicionamiento en el contexto colombiano.
Finalmente, el artículo cierra con una revisión académica que contextualiza estos hallazgos dentro de la farmacología oncológica actual.
Alteraciones en oncochannels tumorales en procesos malignos:estudio detallado en tumores de alto impacto con relación a terapias emergentes como Escozul
Los canales iónicos activados por voltaje, conocidos como oncochannels, representan una clase de proteínas transmembrana cuya desregulación ha sido vinculada directamente con diversos tipos de cáncer.
Estos canales participan en funciones críticas como el control del volumen celular, la señalización intracelular, la motilidad, la proliferación y la resistencia a la muerte celular programada.
Estos oncochannels han sido mapeados en tejidos neoplásicos humanos, evidenciando su contribución a la biología tumoral en múltiples órganos.
Cáncer de mama
Nav1.5 regula procesos como la migración a través de la matriz extracelular y ha sido propuesto como marcador de mal pronóstico.
Esta información es clave en el contexto de tratamientos complementarios como Escozul, que según estudios iniciales parece inducir efectos antitumorales precisamente en líneas celulares de mama como MDA-MB-231.
Cáncer de colon
En cáncer de colon, se ha documentado la participación de canales de potasio como Kv1.3, cuya actividad influye en el ciclo celular y en la proliferación celular tumoral.
La expresión de Kv1.3 en tumores intestinales refuerza la necesidad de estudiar moléculas bioactivas capaces de interferir con su actividad, un campo donde las toxinas escorpiónicas están siendo investigadas activamente.
Cáncer de próstata
El bloqueo de este canal ha resultado en una disminución significativa de la proliferación celular y del volumen tumoral en modelos preclínicos.
Teniendo en cuenta que Escozul ha sido empleado por pacientes con cáncer de próstata en Colombia, el estudio de su interacción con canales tipo hERG1 podría abrir nuevas hipótesis clínicas.
Glioblastoma
La presencia de canales como Kv10.1 y Na⁺ (Nav1.6) ha sido relacionada con el crecimiento rápido, la evasión del sistema inmune y la resistencia a terapias estándar.
Estos hallazgos motivan una evaluación más rigurosa del papel de compuestos como Escozul en tumores cerebrales, dado su origen bioactivo y la creciente evidencia de su afinidad por estructuras celulares alteradas.
Biotoxinas del escorpión en la regulación del cáncer a nivel celular: cómo actúan sobre oncochannels y líneas tumorales humanas
El estudio de toxinas derivadas de escorpiones ha revelado un conjunto de péptidos con actividad biológica de gran interés farmacológico.
Al interferir con la bioelectricidad celular, estas toxinas alteran rutas críticas asociadas a la progresión tumoral.
Clorotoxina (CTX)
Una de las toxinas más estudiadas es la clorotoxina (CTX), aislada del escorpión *Leiurus quinquestriatus*.
Además, la CTX ha sido vinculada al cierre de rutas de señalización pro-metastásicas, representando una diana farmacológica de alto valor.
Estas propiedades inspiran el análisis de toxinas similares presentes en Escozul, dada la afinidad compartida por blancos iónicos alterados en tumores agresivos.
BmK CT (del escorpión *Buthus martensii karsh*)
BmK CT ha sido identificado como inhibidor funcional de canales de sodio en células tumorales, particularmente en líneas de cáncer oral y hepatocarcinoma.
Este tipo de efecto combinatorio es especialmente atractivo para compuestos como Escozul, cuyo mecanismo antitumoral también involucra la inducción de apoptosis y regulación de marcadores como Ki-67 y CD31.
Si bien no se ha identificado BmK CT en *Rhopalurus junceus*, la literatura científica sugiere que toxinas de estructura análoga podrían estar presentes y justificar el perfil bioactivo observado en estudios preclínicos con Escozul.
Otras toxinas con relevancia terapéutica
Estos compuestos afectan funciones como la migración, la polaridad celular y el ciclo mitótico, al alterar el funcionamiento de canales oncológicamente relevantes.
Su selectividad sobre células malignas sin afectar tejidos normales las convierte en candidatas ideales para el desarrollo de terapias dirigidas.
Relación con Escozul
La relación entre Escozul y los oncochannels aún está en fase de investigación, pero el paralelismo con toxinas escorpiónicas ya validadas justifica su estudio desde la biofarmacología oncológica.
Dado su origen natural y el hecho de que muchos colombianos acceden a Escozul como terapia complementaria, es fundamental entender las bases moleculares que podrían sustentar su acción.
El rol de Escozul en terapias naturales:vínculos con los canales iónicos voltaje-dependientes en cáncer
Escozul, conocido como un producto natural elaborado a partir del veneno del escorpión azul cubano (*Rhopalurus junceus*), ha ganado notoriedad en América Latina, particularmente en Colombia, como tratamiento complementario contra el cáncer.
Aunque Escozul no se comercializa como medicamento, su uso bajo acompañamiento médico ha sido validado por protocolos clínicos no convencionales en Cuba y observado por instituciones colombianas.
La relación entre Escozul y los canales voltaje-dependientes se vuelve cada vez más relevante a medida que se avanza en la caracterización molecular del veneno de *Rhopalurus junceus*.
Dada esta similitud funcional, la hipótesis de que Escozul ejerce parte de su acción mediante la inhibición o modulación de oncochannels resulta científicamente plausible.
Cánceres como el de mama (con sobreexpresión de Nav1.5), próstata (hERG1) o glioblastoma (Kv10.1) son objetivos potenciales para terapias dirigidas a canales iónicos, lo que da fundamento al uso estratégico de Escozul como parte de un enfoque terapéutico integral.
Algunos pacientes lo utilizan bajo asesoría médica como coadyuvante de quimioterapia o radioterapia, reportando una mejora en calidad de vida, disminución del dolor y estabilización tumoral en ciertos casos.
El interés de la comunidad científica colombiana en terapias bioactivas ofrece una oportunidad única para vincular tradición y ciencia a través de estudios colaborativos con universidades y centros clínicos locales.
De validarse formalmente su interacción con oncochannels, Escozul podría posicionarse como una herramienta terapéutica de bajo costo con impacto en la atención oncológica del país.
Reflexión final y líneas futuras de estudio: el futuro de las toxinas escorpiónicas y los canales iónicos en la oncología colombiana
A lo largo de este artículo, se ha establecido una conexión clara entre los oncochannels —canales iónicos regulados por voltaje— y el desarrollo de múltiples tipos de cáncer, incluyendo tumores prevalentes en Colombia.
El vínculo entre moléculas escorpiónicas y la regulación de oncochannels se presenta como una intersección prometedora entre farmacología molecular, biotecnología y oncología traslacional.
La inclusión de compuestos como Escozul en este marco no es casual: su origen biológico, sus efectos citotóxicos documentados y su uso extendido en América Latina lo convierten en una pieza relevante en el debate científico.
Para los centros de investigación, universidades y laboratorios colombianos, explorar el mecanismo de acción de Escozul a nivel de canalopatías oncológicas no solo sería un avance científico, sino también una contribución estratégica al acceso a terapias complementarias seguras, eficaces y accesibles.
Este enfoque también permitiría desarrollar variantes estandarizadas del compuesto, cumpliendo criterios internacionales de control de calidad, algo clave para su futura regulación sanitaria y su posible inclusión como coadyuvante oncológico en planes de atención integral.
La proyección de futuro es clara: establecer protocolos de estudio conjunto entre instituciones colombianas y cubanas, aplicar tecnologías ómicas para mapear los blancos moleculares del veneno de *Rhopalurus junceus*, y desarrollar ensayos clínicos piloto con pacientes seleccionados.
En última instancia, integrar las toxinas escorpiónicas dentro del arsenal terapéutico del cáncer, a partir de una validación rigurosa y contextualizada, puede ofrecer a los pacientes nuevas oportunidades de tratamiento, seguras y basadas en ciencia sólida.
Referencias
Díaz-García, A., Ruiz-Fuentes, J. L., Frión-Herrera, Y., Yglesias-Rivera, A., Riquenez Garlobo, Y., Rodríguez Sánchez, H., Rodríguez Aurrecochea, J. C., & López Fuentes, L. X. (2019). Rhopalurus junceus scorpion venom induces antitumor effect in vitro and in vivo against a murine mammary adenocarcinoma model. Iranian Journal of Basic Medical Sciences, 22(7), 759–765. https://doi.org/10.22038/ijbms.2019.33308.7956
Gámez-Valero, A., Campoy, I., Sánchez, A., & Beyer, K. (2020). Voltage‑Gated K+/Na+ Channels and Scorpion Venom Toxins in Cancer. Frontiers in Pharmacology, 11, 913. https://doi.org/10.3389/fphar.2020.00913
Gao, F., Li, H., Chen, Y., Yu, X., Wang, R., & Chen, X. (2009). Upregulation of PTEN involved in scorpion venom-induced apoptosis in a lymphoma cell line. Leukemia & Lymphoma, 50(4), 633–641. https://doi.org/10.1080/10428190902726789
Ding, J., Chua, P. J., Bay, B. H., & Gopalakrishnakone, P. (2014). Scorpion venoms as a potential source of novel cancer therapeutic compounds. Experimental Biology and Medicine, 239(4), 387–393. https://doi.org/10.1177/1535370214526223
D’Suze, G., Rosales, A., Salazar, V., & Sevcik, C. (2010). Apoptogenic peptides from Tytius discrepans scorpion venom acting against SKBR3 breast cancer cell line. Toxicon, 56(8), 1495–1505. https://doi.org/10.1016/j.toxicon.2010.07.010
Ortiz, E., Gurrola, G. B., Schwartz, E. F., & Possani, L. D. (2015). Scorpion venom components as potential candidates for drug development. Toxicon, 93, 125–135. https://doi.org/10.1016/j.toxicon.2014.11.233
Hmed, B., Serria, H., & Mounir, Z. (2013). Ver el sitio web Scorpion peptides: potential use for new drug development. Journal of Toxicology, 2013, 958797. https://doi.org/10.1155/2013/958797
Cohen-Inbar, O., & Zaaroor, M. (2016). Glioblastoma multiforme targeted therapy: The chlorotoxin story. Journal of Clinical Neuroscience, 33, 52–58. https://doi.org/10.1016/j.jocn.2016.04.007
Zargan, J., Sajad, M., Umar, S., Naime, M., Ali, S., & Khan, H. A. (2011). Scorpion (Odontobuthus doriae) venom induces apoptosis and inhibits DNA synthesis in human neuroblastoma cells. Molecular and Cellular Biochemistry, 348(1–2), 173–181. https://doi.org/10.1007/s11010-010-0646-8
Sun, N., Zhao, L., Qiao, W., Xing, Y., & Zhao, J. (2017). BmK CT and 125I-BmK CT suppress the invasion of glioma cells in vitro via matrix metalloproteinase-2. Molecular Medicine Reports, 15(4), 2703–2708. https://doi.org/10.3892/mmr.2017.6346